bizarronia | Pmera noche

Silencio, al fin.

Apollo y ese chico Django habían estado hablando durante mucho tiempo y había seguido esa conversación hasta que se dio cuenta de que no llegaría a ningún lado. Decidió entonces tumbarse junto a uno de los tantos oscuros arboles y fingir que estaba solo, de esta manera logró ignorar al estúpido pelirrojo que por alguna razon no lo dejaba en paz. Del otro sujeto raro ni se preocupó.

Cerró los ojos un rato y cuando volvió a abrirlos ya no había ruido y todo estaba completamente oscuro. Quizás así había sido desde un principio pero no se había fijado en eso.

Sin hacer ruido se levantó de su sitio y se acercó a la lápida para releer. Frunció el ceño, molesto. Él había cumplido su parte (y los demás también), estaban ahí en ese tetrico lugar en la fecha señalada ¡¿Que diablos estaba esperando esa "Bruja Dorada"?!.

Perdía la paciencia, odiaba la impuntualidad.

Sacudió la cabeza tratando de recuperar el control. Pensó que no valía la pena estar ahí ¿Para que mantenerse junto a estas personas que ni conocía ni le importaba conocer? No tenía sentido.

Miró al frente, hacia la oscuridad, y comenzó a camnar.

Lo que fuera que estuviera por suceder, que sucediera de una vez, maldita sea.

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"¿Que hacías brincando en el agua?", fue la respuesta que obtuvo. El caballero vestía su armadura, pero no parecía molesto por el intenso calor.

"Ah?... Estaba tratando de guardar energías desde luego..."

La palabras le habían salido sin pensarlo. Por un momento había sido como si no se encontraran en este maldito bosque, en este mundo perdido de dios y Shotaro no estuviera....

Sacudió la cabeza.

"¿Podemos hablar en otro lado?" dijo, pero no era una pregunta sino una afirmación. Empezó a caminar.

"¿Qué haces aquí?" preguntó, sin mirarlo. Una parte de él aun no aceptaba que realmente se tratara de Sein.

Sein detuvo a Yuan del brazo, una media sonrisa triste en su rostro. "¿No tienes cosas que hacer aquí antes de irte a otro lado? Si el problema es hablar, puedo callarme un rato", dijo, viendo donde Yuan había guardado la carta.

"No se que hago aquí, siento no poder ayudarte con eso."

Era Sein... era realmente Sein...

Gracias Dioses.

Yuan se giró a verlo, tenía lágrimas en los ojos "¡Sólo quiero alejarme de ese estúpido rio...! Shotaro.... Shotaro está... por mi culpa ¡Por culpa de esta ridiculez!"

Sacó el sobre de su ropa y lo estrujó en su puño, mostrándoselo al caballero.

"Solo quiero alejarme de aqui..."

El caballero negó con la cabeza suavemente, tomó la carta y se la dió de nueva cuenta. "Shotaro será lo de menos si te rindes... esto no es como tú, Yuan. No eres un cobarde."

Recibió la carta con mano temblorosa, aun sin levantar la mirada.

Sabía de lo que Sein hablaba, sabía lo que tenía que hacer (se lo había dicho a si mismo con toda la convicción posible mientras leía la lapida en el rio), lo tenía bien claro.

Era cierto, no podía darse la vuelta así nada más y huir. Debía quedarse y enfrentar las cosas que vinieran, porque sino Shotaro realmente habría perdido su vida en vano.

Lo mínimo que podía hacer era resolver el estúpido acertijo, y luego, si era posible, pensar en revancha.

Se limpió la cara y se las arregló para calmar su mente. Luego al fin levantó la cara y miró a su compañero.

"No, no soy un cobarde..."

"Así me gustas más", dijo el caballero, sonriendo de oreja a oreja. "Ahora, pon esa cabeza tuya a trabajar antes de que te derritas aquí, ¿eh?"

Yuan por un momento se olvido del calor abrazador que los envolvía y tomó una larga bocanada de aire. Casi se ahogó pero al menos pudo volver a enfocar su mente. Sacó nuevamente el papel del sobre y releyó. Luego permaneció en silencio un momento.

Un cuerpo bajo la cama en una habitación cerrada y completamente quemada...

Lo primero que se le ocurría era que se trataba una escena montada por alguien mas. Habían quemado la habitacion de forma controlada y luego habían dejado el cuerpo ahi (no se especificaba si éste estaba quemado también o no), luego al salir habían cerrado todo, ventanas, puerta de la recamara y puerta de la casa.

Pero luego pensó que era demasiado simple, y si este juego se trataba de rebatir lo que decía la nota, entonces una respuesta tan simple no podía ser.

Tuvo que pensar en varias opciones más para que tuiviera mejores posibilidades, pero hasta entonces, se quedaría con esta. A veces la respuesta smple es la respuesta correcta.

Sein se mantuvo en silencio a su lado, aunque se tomó un momento para leer el contenido de la carta. En cuanto vió a Yuan con rostro concentrado se alejó solo un poco, para darle espacio.

Le dio varias vueltas al asunto un par de minutos más antes de darse cuenta de que el calor estaba empezando a afectarle.

Cada vez se hacía más dificil respirar, comenzaba a sentirse cansado y debi. Se limpió el sudor de la cara y el cuello y no pudo evitar sentir ganas de sentarse, pero enseguida sintió el ardor en sus pies así que lo descartó.

Miró a Sein con una expresión agotada.

"Bueno, se supone que debo dar una respuesta..."

"Y entre más pronto la des, mejor. No quiero un charco de Yuan" dijo el caballero con voz juguetona, aunque el mago sabía que estaba siendo serio.

Yuan lo miró de reojo. Si no lo conociera lo hubiera fusilado con la mirada, pero ya estaba acostumbrado a su forma de decir las cosas, forma que no aceptaba de nadie más que él.

"Bueno si, pero ¿se supone que la grite o la deje por ecrito en esa lápida? Aqui no dice nada"

Volvió a limpiarse el sudor de la cara.

Sein giró los ojos y negó con la cabeza, como si tratara con un niño pequeño. "Vamos Yuan, eso de actuar como si fuera la primera vez que estas en problemas esta volviéndose viejo", dijo, y le dió un ligero golpe en la cabeza con su puño cerrado. "Yo no se que había en la piedra, así que deja de preguntarme."

"¡Yo tampoco se nada, maldición!" exclamó sin levantar demasiado la voz, pero enseguida negó, sacudiendo la cabeza.

"No, lo siento. Tienes razón... sólo no me hagas caso. No sé que estoy haciendo"

Cerró los ojos y trató de recordar lo que decía la lápida, pero la única imagen que venía a su mente era el rostro corroído de Shotaro.

Se estremeció. No podía recordar exactamente lo que decía la lápida, y no quería volver atrás para releer. Se esforzó todo lo que pudo, la respuesta estaba en su cabeza, justo detrás de esa horrible imagen.

Se sujetó la cabeza "¡Piensa, rayos, recuerda!" se exigió, lo único que consiguió fue ahogarse. Inhaló una bocanada de aire demasiado grande y de inmediato sintió el ardor en su garganta y pulmones.

Pmera noche

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Sein te quiero X3

|D

es tu culpa orz (y mi compu ahora si esta muerta)