Aunque Yuan no pudo evitar el completar su tren de pensamientos que no habría un mar de árboles en un volcán.
Su pecho se levantaba con trabajos con cada inhalación. No había manera de cruzar el río y el camino termninaba en la orilla.
A unos pocos metros, flotando sobre el agua, podía distinguir un par de rocas. Una de ellas parecía como la piedra de la entrada del bosque. La otra se veía irregular, de un color blanco grisáceo.
=|
Su pecho se levantaba con trabajos con cada inhalación. No había manera de cruzar el río y el camino termninaba en la orilla.
A unos pocos metros, flotando sobre el agua, podía distinguir un par de rocas. Una de ellas parecía como la piedra de la entrada del bosque. La otra se veía irregular, de un color blanco grisáceo.