Yuan llevaba ya un buen rato caminando, y aunque lo había intentado, le fue imposible eludir todas las peleas y acabó teniendo tres o cuatro enfrentamientos.

Estaba cansado, hambriento y de pésimo humor, pero por fortuna el territorio hostil parecía haber quedado atrás. Con suerte aquellas lucecitas en lo lejos serían un poblado de cosas vivas y podría relajarse.

En eso pensaba cuando se dio cuenta de que era observado. Al acercarse má, descubrió a un hombre de ropas raras de pie justo a las afueras de aquel poblado.

Receloso, como era, se acercó. El que estuviera vivo no le garantizaba que no fuera hostil, sin embargo, una vez que lo tuvo en frente se dio cuenta de que este personaje era un manojo de nervios... No podría hacer daño ni a una mosca en ese estado.

Suspiró, no estaba de humor para tratar con este tipo de gente (o mejor dicho, con gente en lo absoluto) pero era la primera cara "normal" que veía desde que había llegado.

-Hola...

¿Hola? Dioses, realmente estaba cansado si eso era lo mejor que podía decir en ese momento.